jueves, 6 de junio de 2013

8. Novela bizantina.


ORIGEN

Los orígenes de la novela bizantina se remontan a la Grecia helenística de principios del siglo III d. C., en que el escritor griego Heliodoro de Émesa compuso la obra clásica del género, las Etiópicas o Teágenes y Cariclea. Este y otros autores de su tiempo como Aquiles Tacio y su Leucipa y Clitofonte fueron traducidos en Europa durante el Renacimiento y sirvieron de modelo para que se recrease el género en los siglos XVI y XVII, en que este género, a causa de su origen griego, fue considerado una especie de épica en prosa por los preceptistas.

CARACTERÍSTICAS

La expresión designa un tipo de relato surgido en la literatura griega y cuya estructura y argumento responden a un esquema común: dos jóvenes amantes, que desean casarse, encuentran graves obstáculos que se lo impiden: forzada separación, viajes peligrosos, naufragios, cautiverio, etc. hasta que, finalmente, consiguen la realización de sus anhelos al encontrarse y comprobar, con satisfacción, que su amor ha permanecido fiel y se ha fortalecido en medio de tantas pruebas y contratiempos arriesgados.



Se trata, pues, de un género de estirpe clásica. Los valores descubiertos en cuanto a la técnica narrativa: verosimilitud de la acción y descripción de espacios, verdad psicológica de los personajes, ingenio de la composición, comienzo in medias res (como en la poesía heroica), etc. y, sobre todo, en el contenido: visión moralizadora de la vida, exaltación del amor casto y de los afectos puros promotores de felicidad, castigo del amor ilícito, abundancia de máximas y sentencias, etc., convierten a estas obras en el modelo ideal de lectura humanista frente a la invasión de la literatura caballeresca.


OBRAS REPRESENTATIVAS


El primer español en crear una novela bizantina fue Fernando Alonso con su Historia de los amores de Clareo y Florisea, y los trabajos de la sin ventura Isea (1552), bastante influida por la novela de Aquiles Tacio, que pretende imitar.
Siguió luego la Selva de aventuras, de Jerónimo de Contreras (1565) y El peregrino en su patria (1604), de Lope de Vega, que se singulariza por nacionalizar el género haciendo que casi todos los viajes y aventuras transcurran dentro de la misma España e incluir poemas y autos sacramentales.
También Miguel de Cervantes sintió el encanto del género y lo cultivó en dos de sus Novelas ejemplaresLa española inglesa y El amante liberal, e incluso la última novela que llegó a componer,Los trabajos de Persiles y Sigismunda (1617), pertenece a este género.
La anónima Los amantes peregrinos Angelia y Lucenrique, compuesta entre 1623 y 1625; Historia de Hipólito y Aminta (1627), que llegó a alcanzar cuatro ediciones, de Francisco de Quintana,Historia de las fortunas de Semprilis y Genorodano (1629), de Juan Enríquez de Zúñiga, Eustorgio y Clorilene, historia moscóvica (1629), de Enrique Suárez de Mendoza y Figueroa, marcan la madurez del género.
Después, la novela bizantina adquirió una gran carga alegórica y moral que impulsó su crisis como género narrativo. Esta etapa la testimonian obras como el León prodigioso (1634) yEntendimiento y verdad (1673) de Cosme Gómez Tejada de los Reyes, y El Criticón (1651, 1653 y 1657) de Baltasar Gracián.

LITERATURA BIZANTINA

Literatura del Imperio romano de Oriente, también conocido como Imperio bizantino. Está escrita fundamentalmente en griego, aunque ciertas obras escritas en latín, como el Corpus Juris Civilis, pueden ser también incluidas. La literatura bizantina incluye en parte la moderna literatura griega que comienza en el siglo XI.


La más vieja de esas tres civilizaciones es la griega, centrada no en Atenas sino en Alejandría y la civilización helenística. Alejandría durante este periodo es el centro de los estudios áticos y de la vida greco-judía, mirando tanto hacia Atenas como hacia Jerusalén. El período bizantino permite este dualismo intelectual entre la cultura de los eruditos y la del pueblo.
Incluso la literatura helenística muestra dos distintas tendencias, una racionalista y erudita, la otra romántica y popular: la primera originada en las escuelas sofistas alejandrinas y que culminó en la retórica romántica, la última enraizada en la idílica tendencia de Teócrito y culminada en la novela idílica. Ambas tendencias persisten en Bizancio, pero la primera, como la oficialmente reconocida, mantuvo su predominancia hasta la caída del imperio.

El movimiento lingüístico reaccionario conocido como Aticismo sostuvo e impuso esta tendencia académica. El aticismo prevaleció desde el siglo II a. C. hacia delante, controlando toda la posterior cultura griega, la forma viva del idioma griego fue oscurecida y ocasionalmente encontró expresión en los documentos privados y en la literatura popular.




1 comentario: